miércoles, abril 09, 2008

El Plan Colombia agradece al proceso de paz

Por: Alexander Escobar
alexanderinquieto@gmail.com



A manera de recuento

1. El 6 de enero de 1999 inició en Colombia el denominado “Proceso de paz” con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. Para adelantar los diálogos, el gobierno colombiano creó una “Zona de Distensión” o zona de despeje militar de 42.000 kilómetros cuadrados, con sede en la vereda de San Vicente del Caguán. Años más tarde, febrero 20 de 2002, el entonces presidente de Colombia Andrés Pastrana Arango daría por terminado los diálogos con el grupo insurgente.

2. El Plan Colombia I* fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos en agosto de 2000, en momentos cuando el “proceso de paz” estaba adelantándose. Con el apoyo militar estadounidense, el desarrollo bélico colombiano entró en un crecimiento vertiginoso[1].

Seis años después

El 20 de febrero de 2008, en entrevista realizaba por el diario El Tiempo, el ex presidente Andrés Pastrana Arango habló sobre el fracaso de los diálogos con el grupo insurgente, “el 'Plan Colombia' es gracias al Caguán”[2], fue una de sus afirmaciones. La afirmación del ex presidente, que ha pasado un poco desapercibida, se convierte en un episodio clave de la historia colombiana, ya que reconfirma cuáles eran las verdaderas razones que movieron la aprobación del Plan Colombia en su primera fase, y cuál fue su incidencia en el proceso de paz.

Con la afirmación del ex presidente Pastrana, “el 'Plan Colombia' es gracias al Caguán”, se está asegurando que la política de asistencia bélica estadounidense en Colombia tuvo como excusa el hecho de que se haya efectuado la instalación del proceso de paz. ¡Óigase bien!, fue el resultado de la permanencia de los diálogos (enero-6-1999 a febrero-20-2002), y no el resultado de la ruptura de éstos (después del 20 de febrero de 2002). Aunque lo anterior pareciera carecer de sentido, tiene mucho de cierto. Recordemos que uno de los componentes que se incluyó en el Plan Colombia I llevaba por título: “Solución Política Negociada al conflicto”. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que con la excusa de negociar, el gobierno colombiano se fortalecía para tratar de desaparecer y/o hacer rendir a su “contrario” por la vía militar. Fue una excusa si tenemos en cuenta que los dineros provenientes del Plan Colombia I que finalmente se destinaron para la “Solución Política Negociada al conflicto” fueron poco (por no decir nada) representativos. Al respecto en una investigación realizada por María Clemencia Martínez para medir el desarrollo y los alcances del Plan Colombia durante sus tres primeros años de ejecución, encontramos que el presupuesto que se destinó a “la negociación del conflicto no presentó sino el 1% si no menos, de los dineros asignados por Estados Unidos al Plan Colombia"[3]. Paralelo a ello, para el año 2000 la Contraloría General de la República estimaba que el pie de fuerza de Colombia se había incrementado en un 43%[4]. Los porcentajes desiguales que el Plan Colombia destinaba a cada uno de sus componentes, evidencia que su fin era fortalecer el aparato militar contrainsurgente, y los fines “sociales”[5] que aún argumenta contener, son su cortina de humo, al igual que lo fue en su momento el incluir un componente enfocado a la solución negociada del conflicto colombiano.


Era obvio entonces que las FARC pidiesen al gobierno de Andrés Pastrana la no tramitación del Plan Colombia durante los diálogos. Y frente a la negativa del gobierno colombiano de suspender el Plan Colombia, el mensaje que puede entenderse es el siguiente: nos estamos fortaleciendo militarmente, esta es su última oportunidad de evitar la arremetida militar de nuestro gobierno (y los posteriores). Esto sucedía en medio de la diplomacia, de las reuniones, las fotografías y los apretones de manos. Y si el gobierno colombiano se fortalecía para la guerra en medio de la hipocresía de los diálogos[6], entonces es asumible que las FARC también se desarrollaban militar y estratégicamente para afrontar el Plan Colombia en su primera fase, utilizando los recursos y medios que tuvieran a su alcance.

Dentro del anterior contexto se puede deducir que el proceso de paz (“Solución Política Negociada al conflicto”) fue una excusa más para vender la imagen y la necesidad del Plan Colombia a la comunidad internacional. La búsqueda de la paz parecía ser una de las premisas. Pero como hemos visto, el aumento de la capacidad bélica de Colombia era el fin primordial. El Plan Colombia provocó en las FARC una reacción normal dentro de una lógica militar, si mi oponente se fortalece militarmente, yo debo responder de manera similar dentro de mis posibilidades y recursos, (aunque cada uno –es de aclarar- con diferentes estrategias).

Pesimismo liberador


Hoy, más que nunca, no es posible que el gobierno reanude un proceso de paz con las FARC. El Plan Colombia en su segunda fase no sólo busca desaparecer a la insurgencia colombiana por la vía militar, además de ello, apunta hacia la desestabilización de la región y a la protección de la Inversión Extranjera Directa (IED) por encima de la dignidad y la vida de 4 millones de desplazados (desterrados), que sufren las consecuencias del conflicto al vivir en zonas apetecidas por las empresas transnacionales[7]. Y para este cometido necesita de la confrontación militar con las FARC, o por lo menos, esta es una buena excusa.

Liberarse de la idea de que la salida o la propuesta para encontrar soluciones al conflicto armado vendrá de manos del gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, constituye el primer paso para hallar salidas al mismo. La sociedad colombiana tendrá que entender que le esperan varias décadas de recrudecimiento de las acciones militares en poblados y ciudades, siempre con un saldo trágico de población civil víctima del fuego. También tendrá que entender que el paramilitarismo no es algo pasajero, pues ello obedece a una estrategia de guerra que proporciona resultados directos, sin tener que dar explicaciones de las masacres, torturas y desapasiones forzadas de opositores políticos y “población no-necesaria”: habitantes de territorios donde la economía transnacional tiene puesto los ojos para afianzar el libre desarrollo de sus megaproyectos.

¿Y cómo hallar la salida? Como ya es sabido, no hay recetas para ello. Solamente la firme convicción de seguir trabajando en pro de la transformación de la sociedad, refinándose en los métodos, aprendiendo de las experiencias sin perder de vista que todo lo que hacemos lo hacemos en medio de la guerra; sabiendo además que el conflicto no se resuelve ni mañana ni en 10 años, y entendiendo que Álvaro Uribe es un nombre pasajero entre muchos más que recordaremos; y cuando la desesperación y la impotencia nos invada, recordar que a veces es bueno saber esperar, porque nuestro trabajo tampoco es de un día, es para toda la vida, ya sea en medio de la victoria o en medio del olor a azufre del Plan Colombia III y IV.

Notas:

Ilustraciones tomadas de Australian EJournal of Theology, Marzo de 2007

* La segunda fase del Plan Colombia comenzó a implementarse en el 2007. Según datos de Raúl Zibechi,“las inversiones se elevan de 10 mil 700 millones de la primera fase a 43 mil 800 millones para la segunda” (cifras en dólares). Raúl Zibechi. La segunda fase del Plan Colombia en acción. Publicado por La Jornada , marzo 28 de 2008.

[1] “El monto total de ayuda recibida por Colombia desde comienzos del 2001 hasta el momento, considerando los programas ligados a ayuda militar y policial dentro y fuera del denominado Plan Colombia aprobado por el Congreso de Estados Unidos en Agosto del 2000, es: 236,9 millones de dólares (2001), 398,9 millones (2002), 624 millones (2003), 614 millones (2004), 597 millones (2005), 632 millones (2006), 615 millones (2007), 603 millones (2008). Si se le suma a estas cifras lo destinado a ayuda económica y social, entre el 2001 y el 2008 la transferencia total hacia Colombia estaría en los 5.225 mil millones de dólares”. Fabian Calle. La crisis Venezuela-Colombia: las capacidades militares que esconden las palabras. Publicado por Nueva Mayoría.com, Marzo 4 de 2008.

[2] El Tiempo. En el Caguán se cometieron cinco errores, reconoció el ex presidente Andrés Pastrana. Febrero 20 de 2008.

[3] María Clemencia Martínez. EL PLAN COLOMBIA DESPUES DE TRES ANOS DE EJECUCION: entre la guerra contra las drogas y la guerra contra el terrorismo. Publicado por MAMA COCA, Octubre de 2004

[4] Ibid.

[5] Los componentes centrales del Plan Colombia en su primera fase eran: 1) Solución Política Negociada al conflicto, 2) Recuperación económica y social, 3) Iniciativa contra el Narcotráfico, 4) Fortalecimiento Institucional y Desarrollo Social. A través del tercer componente Iniciativa contra el Narcotráfico, estuvo toda la argumentación bajo la cual se justificó el fortalecimiento del aparato militar colombiano con la ayuda económica norteamericana. Al respecto la investigadora María Clemencia Martínez afirma que “los recursos provenientes de Estados Unidos que son la mayoría del total proyectado para cubrir el Plan Colombia se han orientado a financiar el tercer componente, definido como la Iniciativa contra el Narcotráfico, con una participación mínima en el componente de Fortalecimiento Institucional y Desarrollo Social.”Ibid.

[6] Empleamos la palabra “hipocresía” no para restarle importancia a los temas y discusiones que se dieron durante el proceso de paz en la mesa de diálogo, la empleamos en el sentido trágico de saber que tanto el gobierno colombiano como las FARC sabían el Plan Colombia trajo consecuencias “irreversibles” para el proceso.

[7] Raúl Zibechi, Op. Cit.